miércoles, 29 de febrero de 2012

Juan Sota Fernández- Martos

El mar


     Dulce infinitud azul; muros de plata que el lánguido viento ladea y levanta; suave sonido de tranquilas aguas; libertad sin límites largamente añorada; melodía de olas que suben y bajan, que se yerguen y explotan en rocas o cálidas playas. Blancas y altivas gaviotas que cantan, chillan, alarman... Abismo de reyes y de hombres sin casta; a ambos agarra, estruja y desgarrra. Poderoso, furioso se alza con rabia, bravo guerrero en noches nubladas. A nadie respeta y a todos arrastra.

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